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Eurovisión 2018, una gala con un final decepcionante y bastante esperado


Las apuestas han acertado con el resultado. Esta edición del festival de Eurovisión no ha obtenido ninguna sorpresa electoral. Israel y Chipre han sido las mejor puntuadas de la gala, con un total de 529 puntos para el estado israelí.


La cantante Netta Barzilai ha ganado, en Lisboa, con su canción Toy (juguete) debido al voto del público. Ante la sorpresa de muchos, Austria resultó la más votada por el jurado de 43 países. Austria, Chipre e Israel se pelearon por los puntos, llegando a empatar los tres en una ocasión; pero, finalmente, los austriacos consiguieron una ligera ventaja. Pero la diferencia no fue abismal. Ante esa rivalidad, el jurado popular fue el que tuvo la voz otorgadora del micrófono de cristal.


La audiencia eligió Israel como el país ganador, a una canción que criticaba el acoso escolar y la discriminación de género. Es una lástima que un tema tan desgarrador se contase de una forma tan inmadura y descerebrada. En cambio, a los espectadores les encantó ese modelo de crítica social. La música fue horrenda y ambientaba un tema serio de una manera vulgar. Esta fue la causa de su victoria: el reflejo de que las mujeres son seres humanos, y el público no tuvo en cuenta el resto de parámetros que debe cumplir una buena canción: que la temática de la canción sea explicada con humanidad, que el cantante tenga una talentosa voz y que la canción esté ambientada por una maravillosa música.


La gente, sin duda, exageró. Israel trajo la peor canción de todo el festival. Fue más preferible el heavy metal de Hungría, con uno de los guitarristas abalanzado sobre el público, que esa persona que cacareó sobre el escenario. Pero el papel de Hungría no fue el único del festival con sus peculiaridades. Un espontáneo le quitó el micrófono a la representante de Reino Unido, por lo tanto, le concedieron el permiso de volver a cantar. No obstante, los británicos rechazaron la propuesta, porque ya se sintieron lo suficientemente satisfechos con su actuación.


Eslovenia la pifió bastante en su representación. Cuando la canción estuvo a punto de terminar, la música se paró y Lea Sirk animó al público a que cantara su letra, envuelto en el sonido de sus manos que marcaron el compás. Ante la perplejidad del público, ella gritó Come on! Come on! (¡Vamos! ¡Vamos!), pero ella no consiguió hacer cantar a una audiencia que no conocía su canción.


Suecia nos hizo una interpretación bastante familiar, basada en el estilo de un personaje que está completamente sobrevalorado. Benjamin Ingrosso presentó una especie de Justin Bieber con pasos y efecto incorporado. No fue la persona idónea para ganar el festival de Eurovisión y, por suerte, no se alzó con el micrófono de cristal.


Entre las mejores canciones quisiera destacar la de Alemania, Italia y Estonia. Michael Schulte, representante alemán, y su You let me walk alone (me dejaste caminar solo) conmovió al mundo cantando acerca de la muerte de su padre. Ermal y Fabrizio, dúo italiano, comunicaron su Non mi avete fatto niente (no me hiciste nada), una obra que transmitió que la unión entre las personas es más fuerte que el pánico terrorista provocado por los atentados en Europa.


Indudablemente, la mejor voz fue la de Elina Nechayeva. Esta poderosa soprano, con su ópera La forza, fue la voz más talentosa de la presente edición. La mejor canción, sin duda. No ganó el Eurovisión, pero obtuvo una satisfactoria octava posición.


En cuanto al papel de España, no hay palabras para describir el rechazo que tuvimos en la noche del 12 de mayo. Quedamos vigésimo terceros de un total de 26 países. La balada romántica no conmocionó al público europeo. Fue la tercera canción menos votada por la audiencia, lo que provocó que quedáramos tan mal en la clasificación.


Salvador Sobral, ganador de Eurovisión 2017 reconoció que no le gustó la composición que ganó. Él, resignado, tuvo que dar a Netta Barzibai el micrófono de cristal al conocerse el triunfador del festival. Hemos pasado de una canción hermosa y conmovedora a una canción ofensiva y patética. Resulta frustrante, pero la suerte ya estuvo echada; por lo tanto, nos tenemos que aguantar.


Como conclusión, se ha de especificar que la ganadora de Eurovisión 2018 no ha sido merecida por su propia actuación musical. Esta ha sido, sin duda, una de las votaciones más reñidas de la historia del festival. Magníficas canciones las de Italia, Alemania y, especialmente, la de Estonia en esta gala celebrada en Lisboa.

 

Dando fin a este artículo, os voy a dejar la música ganadora del pasado año y una imagen con la clasificación del festival de este mismo año:



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