"Definición del amor" (Francisco de Quevedo) y "Un dia seré mort" (Miquel Martí
Esta semana he escogido estas dos poesías para centrarnos en dos sentimientos (o estados) que tanto le preocupan al conjunto de la mayoría de la sociedad: el amor y la muerte.
Leed las siguientes dos poesías. ¿Habéis sentido este suceso de paradojas y contradicciones que expresa Francisco de Quevedo? ¿Percibís la muerte como la percibe Miquel Martí i Pol? Leed los dos poemas y reflexionad. Seguro que no les decepcionarán.
Castellano
Definición del amor (Francisco de Quevedo).
Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo; enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo. ¡Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!
Catalán
Un dia seré mort (Miquel Martí i Pol).
Un dia seré mort i encara serà tarda en la pau dels camins, en els sembrats verdíssims, en els ocells i en l’aire quietament amic, i en el pas d'aquells homes que desconec i estimo. Un dia seré mort i encara serà tarda en els ulls de la dona que s'apropa i em besa, en la música antiga de qualsevol tonada, o, encara, en un objecte, el més íntim i car, o potser en els meus versos. Digueu-me quin prodigi fa la tarda tan dolça i tan intensa alhora, i a quin prat o quin núvol he d'adscriure el meu goig, perquè em sé perdurable en les coses que em volten, i sé que algú, en el temps, servarà el meu record.
(Traducción: Un día estaré muerto)
Un día estaré muerto y todavía será tarde en la paz de los caminos, en los sembrados verdísimos, en los pájaros y en el aire quietamente amigo, y en el paso de aquellos hombres que desconozco y quiero. Un día estaré muerto y todavía será tarde en los ojos de la mujer que se acerca y me besa, en la música antigua de cualquier melodía, o, todavía, en un objeto, el más íntimo y caro, o tal vez en mis versos. Decidme qué prodigio hace la tarde tan dulce y tan intensa a la vez, y a qué prado o en qué nube he de adscribir mi gozo, porque me sé perdurable en las cosas que me envuelven, y sé que alguien, en el tiempo, conservará mi recuerdo.
Traducción: Jorge de la Fuente